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El futuro incierto de Twitter bajo la era «MuskX»


El controversial cambio de Twitter a X

elon musk
elon musk

La reciente noticia sobre la decisión de Elon Musk de cambiar el nombre de Twitter a X ha desatado un acalorado debate a nivel global. Esta transformación representa un punto de inflexión en la trayectoria de una de las redes sociales más influyentes de la era digital.

En este artículo analizaremos en profundidad el trasfondo, argumentos a favor y en contra, implicaciones e incentivos que rodean esta controversial jugada por parte del multimillonario dueño de Twitter.

Origen y auge de Twitter: la sencillez que conquistó al mundo

Para entender el dilema actual, primero debemos revisar la historia de Twitter. Todo comenzó en 2006 cuando Jack Dorsey tuvo la idea de crear un servicio para compartir mensajes de texto cortos dentro de la empresa Odeo.

Junto a Noah Glass, Biz Stone y Evan Williams, Dorsey fundó y lanzó Twitter ese mismo año. La premisa era muy simple para la época, pero resultó innovadora: mensajes de máximo 140 caracteres.

Este formato minimalista cautivó rápidamente a los primeros usuarios de Twitter. La posibilidad de expresar una idea breve al instante y comunicarse de forma ágil resultó muy atractiva en la era previa a los smartphones.

Poco a poco Twitter fue sumando adeptos y para 2007 su popularidad explotó, especialmente después de la conferencia tecnológica SXSW donde se convirtió en la sensación del evento. Para finales de ese año, la plataforma ya sumaba millones de usuarios.

En sus inicios, Twitter priorizó mantener la simplicidad de la experiencia de usuario. Incorporó funciones que potenciaban la viralización orgánica del contenido, como los retweets y hashtags.

Para 2010 lanzaron los trending topics, resaltando en tiempo real los temas más populares entre los usuarios a nivel local y global. Esta función terminó de consagrar la percepción de Twitter como el «pulso del mundo».

Consolidación y crecimiento sostenido (2011-2016)

Tras varios años como CEO, Jack Dorsey regresó al puesto de liderazgo de Twitter en 2011 e implementó una serie de cambios para monetizar la enorme base de usuarios acumulada.

La red social comenzó tímidamente a incorporar publicidad y varias otras formas de generar ingresos. Como resultado de estas iniciativas, Twitter logró un crecimiento sostenido en la década de 2010.

Para 2016, la plataforma ya contaba con más de 300 millones de usuarios activos mensuales. Si bien durante esos años se agregaron nuevas funcionalidades como los hilos o thread, Twitter logró mantener relativamente intacta la esencia minimalista que le dio origen.

Hacia mediados de la década de 2010, Twitter se había consolidado como la red social de microblogging por excelencia a nivel global, convirtiéndose en una de las plataformas dominantes en el área de redes sociales.

La nueva era bajo Elon Musk (2022-)

En 2022 se abrió un nuevo capítulo en la historia de Twitter cuando la compañía fue adquirida por el magnate tecnológico Elon Musk en octubre de ese año tras una controversial puja que incluyó diversas instancias judiciales.

Tras asumir el control, Musk rápidamente comenzó a implementar una serie de cambios polémicos que alteraron drásticamente la cultura y el funcionamiento de Twitter.

Uno de los primeros fue establecer un controversial sistema de verificación de cuentas pagado a través del servicio Twitter Blue, opción que fue fuertemente criticada por diversos especialistas ya que facilita el robo de identidad y la proliferación de cuentas falsas.

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X podría ser similar al WeChat Chino

Otra de las medidas ampliamente cuestionadas fue la eliminación o relajamiento de diversas políticas de moderación de contenido, lo que derivó en oleadas de spam, desinformación y discursos de odio propagados a través de la plataforma según varios estudios.

No todos los cambios introducidos han sido negativos. Por ejemplo, la incorporación de la tan requerida función para editar tweets pocos minutos después de publicarlos fue ampliamente celebrada por los usuarios.

La disruptiva transformación a X

El cambio más polémico y disruptivo durante la era Musk hasta el momento ha sido el reciente anuncio de renombrar por completo la plataforma Twitter a X y reposicionarla como una macro «súper app» que incorpore múltiples servicios.

Este drástico giro implicaría:

  • Eliminar por completo el icónico logotipo del pájaro azul que durante años fue el emblema de Twitter en el imaginario colectivo.
  • Adoptar el dominio https://x.com en reemplazo del actual https://twitter.com.
  • Integrar funcionalidades financieras como servicios de pago o incluso banca, transformando a la plataforma en una especie de fintech.
  • Incorporar características propias de redes sociales como YouTube o TikTok, permitiendo alojar y monetizar videos largos.
  • Habilitar newsletters de pago tipo Substack donde los creadores puedan cobrar suscripciones.
  • Agregar un marketplace de productos para permitir transacciones de comercio electrónico.
  • Ofrecer integración con servicios de e-commerce como Amazon para agilizar procesos de venta.
  • Incluir herramientas profesionales como búsqueda de empleos e interacción con LinkedIn.

Y quizás el aspecto más distintivo y disruptivo: convertir a X en una suerte de «app conversacional» basada en inteligencia artificial, algo que según Musk está llamada a revolucionar la forma en que interactuamos con la tecnología.

Argumentos a favor de la transformación a X

Si bien la reacción inicial ante este drástico giro ha sido mayoritariamente escéptica, también existen voces que argumentan a favor de esta arriesgada apuesta. Entre los principales razonamientos se encuentran:

  • Twitter venía arrastrando problemas en términos de estancamiento del crecimiento de la base de usuarios y los ingresos por publicidad. Una reestructuración radical era necesaria para revitalizar el negocio.
  • Musk apuesta por capitalizar la enorme cantidad de datos generados diariamente dentro de Twitter para entrenar modelos de inteligencia artificial conversacional que podrían competir con ChatGPT.
  • Busca explotar la enorme base de usuarios activos de Twitter para incursionar decididamente en servicios financieros y de pago, áreas donde Musk ya tiene vasta experiencia previa con PayPal y sus otras empresas.
  • Aspira a dejar atrás por completo la imagen de Twitter como una red social tradicional, presentando al mercado y los usuarios la visión futurista de una innovadora «súper app».
  • Confía plenamente en su capacidad para concretar esta ambiciosa apuesta y llevar a la nueva plataforma X al estrellato, tal como lo logró previamente con Tesla y SpaceX.

Riesgos y argumentos en contra de la jugada

Por otro lado, también hay sólidos argumentos y voces de advertencia frente a un movimiento tan disruptivo:

  • Para muchos usuarios veteranos, este drástico giro amenaza con desvirtuar por completo la esencia misma que catapultó a Twitter al éxito como plataforma de microblogging.
  • La simplicidad, brevedad y conversación en tiempo real que siempre distinguieron a Twitter se perderían en una «app para todo» repleta de funciones y bajo el control privatizado de Musk.
  • Académicos y especialistas advierten sobre los enormes peligros y riesgos éticos de concentrar tanto poder, datos personales y funciones vitales en una única aplicación corporativa.
  • La creciente dependencia en inteligencia artificial para gestionar interacciones sociales humanas también es un motivo de profunda preocupación para muchos expertos.
  • Si bien esta transformación radical puede atraer nuevos públicos, también conlleva un alto riesgo de alienar a la gran mayoría del público tradicional de Twitter.

Muchos se preguntan si esta jugada tan arriesgada terminará por hundir definitivamente a Twitter o si por el contrario logrará reinventarla por completo.

El aspecto financiero detrás de la disruptiva apuesta

Más allá del debate conceptual sobre el futuro de Twitter/X, existe un poderoso incentivo económico detrás de esta controvertida estrategia por parte de Elon Musk.

Tal como argumenta el analista Alex Valaitis, Musk podría estar ejecutando este drástico movimiento para borrar por completo la imagen y narrativa previa de Twitter ante el mercado.

El objetivo sería relanzar la acción de esta nueva empresa en Wall Street bajo la flamante identidad de X y la prometedora historia de una novedosa «súper app» dirigida a un futuro de ciencia ficción.

De esta forma, aún sin concretar completamente la ejecución de esta ambición desmedida en el corto plazo, Musk podría beneficiarse enormemente a nivel especulativo ante el previsible frenesí que esta osada visión futurista generaría entre inversionistas ávidos de participar tempranamente en el próximo gran éxito del emprendedor más exitoso de la era digital.

Incluso en caso de no lograr ejecutar este improbable salto al futuro prometido, Musk y los primeros inversores de la nueva X aún podrían obtener jugosas ganancias de corto plazo aprovechando el hype desmedido.

Conclusión: la incógnita de una transformación de alto riesgo sin red de seguridad

En definitiva, este intempestivo intento de convertir Twitter en una mastodóntica «súper app» llamada X representa una apuesta descomunalmente riesgosa por parte de Elon Musk, con chances muy reales de terminar en un estrepitoso fracaso o en la creación de algo totalmente nuevo.

Como usuario de más de una década, extrañaré la nostálgica época dorada donde Twitter era una plaza pública minimalista para ideas breves. Pero la tecnología y los negocios avanzan a velocidad de vértigo.

Sólo el tiempo dirá si este faraónico proyecto es una manifestación más de la habitual genialidad innovadora de Musk o si por el contrario termina demostrando que esta vez su errático estilo finalmente cruzó la delgada línea entre la brillantez y la locura.

Mientras tanto, como sociedad no queda más que esforzarnos por mantener un debate profundo, pero equilibrado y esperar que se imponga la sensatez para encauzar esta transformación, de modo que la tecnología siga sirviendo para potenciar lo mejor de la humanidad de forma ética, amplia y responsable.

Si quieres saber más, mira en El futuro incierto de Twitter bajo la era «MuskX»